IDEOLOGÍA
POR
JUAN SANTIAGO PEÑA PONCE
06de enerode 2017
Los discursos desangelados por parte del
Presidente Enrique Peña Nieto, tanto mediante el cual anunció la “unción”de
Luis Videgaray Caso como el nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, así como
el que dirigió a la nación el pasado jueves por la noche en el cual con números
y datos justifica el aumento a las gasolinas, pareciera que en lugar de calmar
los ánimos, los caldea aún más.
Por un lado, regresar a Videgaray a una
posición sumamente relevante como lo es la Secretaría de Relaciones Exteriores,
especialmente ahora que un Donald Trump muestra
una creciente animadversión hacia el pueblo mexicano, lanza por un lado
el mensaje de que de una manera servilista nuestro gobierno pudiera haber
tomado esa decisión por sugerencia del mismo Trump.
Viéndolo desde otro ángulo, pareciera que
Peña Nieto esta precisamente aprovechando ese grado de aceptación que tiene
Trump por Videgaray para asegurarse que las relaciones entre México y Estados
Unidos puedan llevarse de una manera tersa.
Independientemente de cual sea la razón, el
problema estriba en el bajo nivel de credibilidad que tiene la figura
presidencial ante la población mexicana y la deteriorada figura con la que
cuenta Videgaray tras haber sido el artífice de la reforma Fiscal que hasta el
momento, la población percibe que ha perjudicado más que haber abonado al
bienestar social.
Si a esto le sumamos el hecho de que Luis
Videgaray manifestó en la ceremonia de entrega – recepción de la dependencia
que: “Yo no conozco la Secretaria de Relaciones Exteriores más que como se le
puede conocer desde afuera, no soy un diplomático (…) Ustedes han dedicado su
vida entera a ello, se los digo de corazón y se los digo con humildad, vengo a
aprender de ustedes, vengo a hacer equipo con ustedes”.¿Echando a perder se
aprende?
Los embates de Trump que rayan en lo ofensivo
hacia el pueblo mexicano, especialmente cuando se ha dedicado a amenazar y
presionar a empresas norteamericanas de la industria automotriz, y ahora a la
japonesa Toyota de que si siguen produciendo automóviles en México les va a tasar
un impuesto de hasta un 35%, despiertan en la población mexicana la expectativa
de que quien está al frente del gobierno federal haga un pronunciamiento en el
sentido de hacerle saber a Trump que modere su odio hacia México.
¿Porque el señor Trump no amenaza a las
empresas automotrices estadounidenses y japonesas que producen automóviles en
Brasil por ejemplo?
Esta más que claro que el Señor Trump, al
igual que Hitler odio a los judíos, odia a los mexicanos.
Si Videgaray fue seleccionado para ocupar la
Secretaria de Relaciones Exteriores por complacer a Trump, entonces el pueblo
mexicano todo solo puede esperar lo peor en los tiempos por venir.
Por otro lado en su discurso a la nación del
jueves por la noche el Presidente mencionó: “¿Por qué subió entonces el precio
de la gasolina? Porque en el último año en todo el mundo el precio del petróleo
aumentó cerca de 60%, esto a su vez ha aumentado el precio internacional de la
gasolina, lo que nos afecta directamente, ya que desde hace años México importa
más de la mitad de los combustibles que consumimos”.
En ese mensaje con motivo del inicio del año
2017, expuso a la nación que tratar de sostener “el precio artificial de las
gasolinas” habría obligado al gobierno a realizar recortes en los programas
sociales, subir impuestos o incrementar la deuda del país, lo que, aseguró,
pondría a la economía en riesgo.
Los argumentos en teoría pueden parecer
lógicos, el gran problema es el hecho de que la población muestra su enojo por
el hecho de que percibe que la mayoría de quienes integran la clase política en
el país se están robando el dinero, piensa que dinero si hay, pero se lo roban
quienes ostentan el poder y no les pasa absolutamente nada, lo hacen en la
total impunidad.
Para muestra podemos mencionar A Javier
Duarte ex gobernador de Veracruz que dejó a uno de los estados más ricos de la
federación en la banca rota, se piensa que se robó miles de millones de pesos y
no le pasa nada, lo mismo paso con el Duarte de Chihuahua, el Borges de
Quintana Roo etc. .
Ese es el principal problema en nuestro país,
la enorme corrupción y la impunidad con la cual se manejan quienes ostentan el
poder. Por eso el Presidente puede dar un sinnúmero de discursos dando razones
por la cual subió el precio de la gasolina y la población no se calma.
¿Cómo pedir a la población mexicana toda que
se apriete el cinturón cuando la clase política vive en la opulencia?
Pareciera que los discursos del Presidente y
quienes lo acompañan en su gabinete lanzan palabras huecas, ya no son escuchadas
por la población, más que escucharlas, estas palabras suenan como ruidos
bastante desagradables a los oídos de los mexicanos.
Hasta la próxima, primeramente Dios.
Correo electrónico: columnaideologia@gmail.com
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