IDEOLOGÍA
POR JUAN SANTIAGO PEÑA PONCE
La semana pasada el gobernador de Texas Gregg Abbott lanzó una declaración por demás racista e inverosímil; mencionó que la frontera con México debería de ser cerrada.
El motivo principal de su abrupta declaración es el hecho de que un mexicano que entró de manera ilegal al vecino país atropelló a dos mujeres las cuales perdieron la vida en Louisville.
Además de que el sujeto ha sido deportado en ocho ocasiones, este fue identificado como Miguel Ángel Villaseñor Saucedo, por lo que Abbott escribió “Un inmigrante ilegal que entró a través de Texas acusado de matar a dos había sido deportado ocho veces. La frontera abierta debe terminar”.
Pareciera ser que el gobernador texano es una persona que desconoce los alcances socioeconómicos y políticos de la región binacional fronteriza entre México y Estados Unidos, sin embargo, un político de la altura de Abbott no creo que desconozca los indicadores de desarrollo económico en esta importantísima región no solo a nivel regional sino mundial.
Lo más probable es el hecho de que al gobernador Abbott haga alarde de un desmedido cinismo para, de manera populista, manejar a la masa poblacional de la extrema derecha republicana con la finalidad de aumentar sus bonos personales en la política estadounidense.
El señor Abbott puede proponer lo que él quiera a sus conciudadanos estadounidenses, al fin de cuentas está en su país, y ahí, en su casa, puede hacer lo que le venga en gana. El problema radica en el hecho de que por causa de un individuo indocumentado que cometió un acto ilícito el gobernador texano quiera etiquetar a toda la población mexicana de ser delincuente.
No señor Abbott, no se equivoque usted; los delincuentes existen en todas las partes del mundo, y en Estados Unidos abundan estos, pero sería ridículo de parte de cualquier individuo el decir que los estadounidenses son unos malvividos y ladrones por el hecho de que existan delincuentes norteamericanos.
Casi le podría asegurar el que usted conoce perfectamente el hecho de que el comercio en el la frontera sur de Estados Unidos depende en alrededor del 80% de los compradores decentes mexicanos que a diario cruzan la frontera, y por ende es absolutamente consciente de que el cerrar la frontera causaría un desastre económico para alrededor de 7 millones de estadounidenses que dependen del comercio en la zona binacional fronteriza; los Estados afectados en la unión americana serian California, Arizona, Nuevo México y Texas.
Si señor Abbott, usted sabe perfectamente que esa riquísima región que conforman los diez estados fronterizos en ambas partes de la frontera está habitada por alrededor de 14 millones de habitantes, y que esa región si se ve como un país, representa la cuarta economía más fuerte del mundo.
Además, usted sabe perfectamente que en ambos lados de la frontera la enorme mayoría de sus habitantes somos gente trabajadora, responsable y sumamente productiva que lejos de ser guiados por el odio, como el que usted muestra en su declaración, nos movemos por la colaboración mutua, la hermandad y el trato armonioso, si señor Abbott, en ambas partes de la frontera compartimos gustos la gastronomía, las costumbres y la buena vecindad, no quiera usted venir a esputar su viscoso y virulento discurso ante quienes sabemos convivir en paz y armonía en esta riquísima región binacional fronteriza, rica en economía y en cultura.
Si, si señor Abbott, su discurso de odio puede usted tirarlo a la basura porque cierto estoy de que quienes habitamos la zona fronteriza en ambos lados, gente biennacida y decente, así como lanzo su dardo de odio, así inmediatamente lo tiraremos a la basura.
Con el debido respeto señor Abbott, vaya usted con su cinismo a construir un súper muro que bordee su casa, no vaya a ser que los fantasmas de la delincuencia que usted ve por todos lados se atrevan a molestarlo; ¿Cerrar la frontera completamente?
Hasta la próxima, primeramente Dios.
Correo electrónico: columnaideologia@gmail.com
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