Benny Cruz Zapata
El Día de los abuelos, festejo que en teoría es de fiesta y aunque a veces pesa el olvido y la indiferencia familiar, hay quienes le dan con entusiasmo y alegría la vuelta a la tercera edad, muestra de ello es Ma.Nicolasa Santamaría Martínez o Doña Nico como le gusta que le digan.
Para ella, hoy es día grande, porque se festeja a los abuelos y a las abuelas que como ella; con los años le agarran cada vez más gusto a la vida.
A sus 70 años sabe que es una afortunada, no solo por sus seis nietos y sus cuatro hijos, además de su marido; sino porque a estas alturas de la vida a encontrado en compañeras/os de su edad, la fortaleza para vivir a plenitiud: bailando, festejando o simplemente platicando.
Integrante del Movimiento Unificador de jubilados, pensionados y adultos mayores, dice porque lo vive, que después de los 60 la vida toma sentido a diario:
“Llegar a viejo acompañado es una bendición, la vejez no siempre es sinónimo de tristeza y abandono, porque cuando los años se acumulan es tiempo de darle entrada a otra manera de ver la vida, nosotros en el grupo nos hermanamos, nos festejamos y hasta tenemos nuestro grupo de baile, vamos y no cobramos a donde nos inviten, hoy por la tarde estaremos en libre 17”.
Doña Nico es una mujer emblemática del centro de la ciudad, desde siempre ha sido comerciante en el 15 Matamoros, se le identifica por su dinamismo:
“Ganar años no significa que nos vayamos a la mecedora a esperar lo inevitable, sino acomodarnos a los tiempos , por ejemplo el baile, el IMSS nos paga el maestro y nosotros le ponemos las ganas pero es un hecho que no sabemos envejecer, porque más allá de los achaques, hay que sacarle también jugo a la experiencia, y eso depende de nosotras mismas, de no dejarnos achicopalar, de pensar que la vida se acaba a los 60, hay que entender que es otra etapa que hay que aprender a vivir”.
Con doña Nico queda claro que vejez no siempre es sinónimo de tristeza y abandono y que llegar a viejo no es sinónimo de amargura o frustración, por ella y otras como ella están decididas a vivir a plenitud esta etapa de su vida.
De ello también da cuenta Doña Panchita Martínez que a sus 72 años de edad, ha entendido que la vida es solo una:
“El corazón no envejece, hay mucha gente que llega los 60, 70 años de edad, toda llena de achaques, más que físicos del alma, y esto no puede ser, yo a todas las personas que conozco les digo que no porque estamos viejos ya estamos acabados, que con todo y los años encima podemos ser útiles a nosotros mismos, viendo con entusiasmo la vida”.
Comparte que ella divide su tiempo entre la casa, los bingos y las pláticas con las vecinas y cuando sus hijas y sus nietos la visitan se le ilumina más el día:
“Los tiempos han cambiado antes para los 60 años ya eras una cabecita blanca que te sentabas en un sillón a esperar prácticamente el final, ahora no, hay muchas maneras de entretener el tiempo, en mi caso soy madre, soy abuela y trato de vivir una vida plena, juego lotería, al bingo y ahí veo cómo es posible darle una cara alegre a la vejez”.
Desde su parecer el ver con buenos ojos a la vida es la fórmula mágica que necesitan todos los adultos mayores para llegar a buen puerto:
-La vejez no tiene por qué representar una etapa terrible para los seres humanos, yo veo como en la
actualidad así lo ven muchos, pero es un error, ya que hay que aprender a envejecer con decoro, no va a querer tener uno la fuerza de cuando tenía 40 años, pero si puede ayudar a mejorar la salud y las condiciones de vida, el ejercicio, la convivencia entre iguales es una manera efectiva de lograrlo.
Agrega:
-Yo con tres hijos, cuatro nietos y cinco bisnietos puedo estar tranquila y en paz, porque he entendido que no puedo enojarme con el paso de los años, sino vivir estos a plenitud.
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